Virginia Dávalos participó con sus poemas y cuentos en el libro: "Nuestro Alto Hospicio, con mirada de mujer" Alto Hospicio - Chile
Zona de parapentes
EL
VIENTO DESPEINA MIS CABELLOS
El viento
juega y despeina mis cabellos enmarañados
por tu ausencia,
el azul y violeta se confunden con mi tristeza.
Esperando una mirada tuya, mis ojos se cansan
de contemplar el océano.
Serpenteando por los cerros desde Iquique a Alto
Hospicio,
viajan en cubículos de metal miles de almas
atormentadas.
yo soy una de ellas.
Tu sueñas con mis colores y yo con tu cuerpo hecho mar,
siento tu olor, a tierra, a mar, a desierto,
es tu fantasma que me acecha.
En el último tramo diviso al dragón diciendo
adiós
PAMPA,
PAMPA, PAMPA
Virginia
Dávalos Pomareda
El viento trae ecos de deseos inconclusos,
de voces diseminadas por columnas
de acero, es el pueblo que marcha certero,
hacia un futuro cierto.
Danza de mil colores sobre la pampa infinita,
El azul del cielo pregunta:
¿qué será de aquellos primeros rostros?
La sombra de los cerros responde:
¡sin duda la muerte los ha llamado
esparciendo sus raíces en suelos extraños!
Los otros, los de siempre:
seguirán
amasando el porvenir, con sol y sal
del desierto.
“SANTA
ROSA O LA NEGRA”
Cabalgaron junto al viento
dejando atrás las espinas del dolor,
desgarrando sus agudas raíces ,
desterrados de sus bosques,
lamentos por lo que dejan, aun así
prevalece la esperanza.
Pueblo que nace en las entrañas del salitre,
que surge en el polvo sangriento de la pampa,
con sacrificios construyen la luna,
taladran el sol,
forjan en el arenal su vida,
esculpen su propia muerte,
germina la estirpe de nuevos guerreros del sol.
Del desierto….
La mano furtiva
que trunco sus vidas,
no tenga perdón
ni en la Tierra,
ni en el cielo.
Del desierto nace el ángel vengador,
que convierte el dolor en rayos de sol,
la rabia en flores y
de cada una de ellas
surgen
catorce almas eternas.
En el
grito amordazado
En el grito amordazado
de la noche,
acudo a lo eterno
llamándote con voces nuevas,
luz fugitiva, bailando
sobre la miel.
Pasare de la oscuridad a la luz.
La injusticia estallara como un jarrón
chino,
sobre el pavimento cortando mis cadenas.
Desde mi sangre vertida,
desde los muros de mi conciencia,
desde mi ser renovado,
desde mi último aliento invoco,
invoco tú presencia.
OLIVAR
Virginia
Dávalos Pomareda
Como
oasis extraviado,
Sobre la tierra yerta,
Entre quebradas y lomas crecen los olivares.
Al margen de la cenicienta ciudad,
Se desparraman altaneros.
Bajo el signo maldito
de ser fruto de nadie.
Regados con agua impura,
su destino es la clausura.
En estas tierras soleadas,
el cielo anaranjado de la primavera de Hospicio,
trae
frescura incierta de páramos
desquiciados.
En el latido del viento atrevido,
solo pájaros cautivos pueblan este olivar
perdido.
CAMANCHACA
Subo hacia el cielo con nuevos bríos,
al doblar la última curva,
se vienen desbocados los caballos del
apocalipsis,
yo tiemblo al imaginar la ciudad del futuro.
La esencia del mundo en sus aulas.
El taller de pintura con su luz atrae
a las luciérnagas de la fe.
Abajo el mar, lo contemplo lejano, inaccesible.
Mancha
azul ni mar ni cielo solo el azul.
Tránsfugos
barcos danzan una luz fugas.
La camanchaca cubre los sueños, lo invade todo
pero no puede sustraerme de tu amor.
Tú me esperas en la última cortina de humo,
el silencio interplanetario se hace en ti.
Me esperas con el café servido.
en el calor de la ciudad de los sueños,
para refugiarme en ti,
para cobijarme en ti.
CADENAS DE DOLOR
Yo te invoco a romper las cadenas,
que te atan al placer,
que la diosa te concede bondadosa.
Los avatares del destino te llevan lejos,
tus ojos se ahuecan de tanto mirar sin ver,
ella te denigra, te humilla,
pisotea tus sueños se ensaña con tu cuerpo,
y no haces nada por detenerla.
la diosa blanca,
borra tus alas de pájaro perdido,
tu vuelo desorbitado choca con las estrellas,
destroza tu voluntad contra tu ser,
la angustia vulnera tu alma,
yo invoco a las fuerzas telúricas
que acudan al rescate,
de tu alma moribunda.
UN
BOLERO PARA MI DOLOR
Es el eterno bolero
a este mi corazón solitario,
sin esperanzas,
que sangra por ti.
Mi amor no fue imaginario
tan real como la luna
fue,
en el tiempo de las estrellas
existimos.
Fuimos uno en la naturaleza
hoy
solo una triste canción.
Contemplación
Desde mi
pedestal,
contemplo la
armonía
del universo.
El ir y venir de
la gente,
con sus
pensamientos,
atrapados,
en la telaraña
infernal
de lo cotidiano.
Mi destino es
seguir
amándote más
allá de
la muerte